¿Quieres que te llamemos?
Rellena el formulario y nos pondremos en contacto contigo
¡Solicita información!
1ª VISITA GRATUITA
Calle doctor Esquerdo 128, 1° B
28007, Madrid
Tel.:659 158 324
E-mail: info@nepsin.es
En entradas anteriores se han descrito los diferentes tipos de anomia que existen (anomia léxica o pura, anomia semántica y anomia fonológica). Esta va a estar centrada en la evaluación neuropsicológica de la anomia, aunque antes de entrar en materia, no puedo evitar hacer un paréntesis para exponer algunos aspectos generales de la evaluación:
En primer lugar, hay que tener en cuenta que esta se encuadra dentro de una evaluación neuropsicológica más amplia del lenguaje y aún más amplia del resto de funciones cognitivas, pues generalmente las alteraciones no se circunscriben a una única capacidad o proceso, no se puede atender únicamente al motivo de consulta específico, ya que las personas afectadas no siempre son conscientes de sus déficits (a veces por el propio daño cerebral, como en el caso de la anosognosia, otras porque unos daños son superiores a otros y los camuflan, porque dejan de hacer actividades y no ponen en marcha funciones más complejas, etc.) y porque la intervención tiene que plantearse teniendo en cuenta los puntos fuertes y débiles de la persona, junto con sus necesidades, trabajo, hobbies, etc.
Por otro lado, las funciones cognitivas no actúan de manera independiente sino interrelacionadas y, por tanto, no se pueden evaluar de manera pura, por lo que en la valoración de otras funciones puede afectar la capacidad de denominar (por ejemplo, en tareas de visopercepción que requieren respuesta verbal, tareas de memoria verbal, etc.) y, al contrario, otras alteraciones pueden afectar las pruebas de anomia (por ejemplo, si la presentación es visual, los fallos pueden ser debido a anomia, pero también a una agnosia o a una heminegligencia, es decir, que solo presta atención a una parte de la imagen). Por tanto, una puntuación baja en una tarea de una determinada función cognitiva no implica necesariamente la alteración de esa función porque median otras que influyen en la puntuación (por ejemplo, una baja puntuación en una tarea de memoria no implica alteración de memoria), por lo que los datos deben ser analizados conjuntamente y además se debe tener muy en cuenta la información cualitativa (el tipo de respuesta, las estrategias de compensación que utiliza, el tiempo de latencia para dar una respuesta, etc.).
Por todo lo anteriormente indicado, las evaluaciones neuropsicológicas no pueden buscar confirmar un diagnóstico (independientemente de que el motivo de consulta sea muy concreto, en este caso, por ejemplo, que al paciente le cuesta llamar a las cosas por su nombre), sino que se deben plantear diferentes explicaciones por las que una persona se comporta de una determinada forma o tiene determinadas dificultades y, por tanto, hay que hacer un diagnóstico diferencial con otros cuadros que puedan explicar la sintomatología. En concreto, si un paciente consulta por dificultades para explicarse porque no le salen las palabras no se debe buscar la confirmación de que, efectivamente, le faltan palabras (aunque también hay que objetivarlo y cuantificarlo), sino que hay que ver si se explica porque ha perdido las palabras (y cuáles), porque no puede acceder a ellas, porque ha perdido los conceptos o significados o porque cuando ve una cosa no la reconoce y, por tanto, comete errores o no las denomina.
A continuación se van a describir diferentes pruebas o tareas de evaluación que implican diferentes procesos en la capacidad de denominación:
El tipo de errores que podemos encontrar en la evaluación de las anomias son los siguientes:
- sin respuesta o que el paciente dice explícitamente que no sabe.
- circunloquios: son estrategias de compensación por la que el paciente da la definición o un rodeo para explicarlo cuando no puede decirlo con una palabra (por ejemplo, el animal ese que maúlla, en lugar de gato).
- errores morfológicos: se utiliza una palabra relacionada y con el mismo lexema, pero que no es la correcta (por ejemplo, flor en lugar de florero).
- neologismos: son palabras inventadas tan diferentes a la que corresponde que no está claro de donde proviene el error (como en las parafasias).
- perseveraciones: con relación a la anomia, se refiere a repetir una palabra que se acaba de usar poco tiempo antes, aunque no tenga nada que ver con lo que se quiere decir.
- errores no relacionados: a veces los pacientes utilizan una palabra en lugar de otra que no tiene ningún tipo de relación, como en los anteriores tipos de errores.
- parafasias: son errores, cambiando una palabra por otra. Pueden ser de tres tipos:
- parafasias semánticas (errores semánticos): se cambia la palabra objetivo por otra con la que tiene relación por su significado, ya que pertenece a la misma categoría o una similar, es la categoría a la que pertenece o tiene una asociación real aunque sea de otra categoría (por ejemplo, nariz en lugar de oreja, animal para decir perro o jaula para canario, respectivamente).
- parafasias fonológicas o literales (errores fonológicos): se producen al sustituir fonemas de una palabra, omitir, añadir o intercambiar fonemas dentro de la propia palabra, dando lugar a una palabra parecida fonéticamente pero sin ninguna relación o una pseudopalabra o palabra inexistente (por ejemplo, peto o pefo en lugar de perro).
- parafasias mixtas: ocurre cuando el error puede ser semántico o fonológico (por ejemplo, gallo en lugar de gato).