DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO

DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO

Accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos y otros DCA

El daño cerebral adquirido (DCA) hace referencia a una lesión del cerebro y puede causar unas consecuencias muy variadas a nivel físico (sensitivo o motor), cognitivo, conductual y emocional, dependiendo de la zona afectada y extensión.

Tiene múltiples causas, aunque las más comunes son por accidentes cerebrovasculares (ACV), seguida de traumatismos craneoencefélicos (TCE). También se puede producir por tumores, anoxias, infecciones, etc.

Debido a las propias características del DCA, los pacientes deben ser atendidos por un conjunto de profesionales que estarán más o menos presentes dependiendo del momento y la afectación producida.

Aunque los cambios físicos son los más evidentes generalmente tras un DCA, los problemas cognitivos son más frecuentes y, en muchos casos, más incapacitantes. Por ello, es muy importante la evaluación neuropsicológica para valorar y cuantificar los déficit, establecer las funciones preservadas y, teniendo en cuenta las características personales, familiares y sociales, plantear unos adecuados objetivos de intervención neuropsicológica de manera individualizada.

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    Accidentes cerebrovasculares (ACV)

    Los ACVs, también llamados ictus, ocurren cuando se interrumpe el flujo sanguíneo que llega al cerebro, lo que ocasiona que en la zona que se queda sin sangre las neuronas se dañen o mueran y, con ello, se alteren las funciones cognitivas en las que esas áreas estaban involucradas. Hay dos tipos de ictus, los isquémicos y los hemorrágicos. En el primer tipo, más frecuente, también llamado infarto cerebral, se obstruye una arteria cerebral (por trombosis, embolia o por el crecimiento de un tumor), impidiendo que la sangre continúe y dejando una zona del cerebro sin sangre. En el ictus hemorrágico se rompe una arteria del cerebro o de las meninges, las capas que recubren el encéfalo (por hipertensión, malformaciones de los vasos, por un traumatismo u otras causas menos comunes como infecciones, drogas, etc.), produciendo dos tipos de daños: por un lado la sangre no llega a la zona del cerebro donde debería llegar y, por otro, la sangre extravasada crea presión sobre el cerebro (lo que puede dañar zonas distintas a la afectada por la falta de sangre).

    Los ictus son la principal causa de DCA (en torno al 80% de los casos), a pesar de que muchos son prevenibles mejorando nuestros hábitos (con una dieta equilibrada, practicando ejercicio, evitando o disminuyendo el consumo de drogas , como alcohol y tabaco, etc.). Más de la mitad ocurren en personas mayores de 65 años, quedando un porcentaje importante que afecta a personas jóvenes. 

    Las secuelas dependen de muchos factores, como el tipo isquémico o hemorrágico, el tiempo transcurrido hasta que se trata, la zona afectada, etc.

    Traumatismos craneoencefálicos (TCE)

    Los TCEs son consecuencia de un golpe en la cabeza que daña el cerebro (ya sea el golpe en sí o por penetración de un objeto) y/o por el movimiento rápido que se produce en momentos de aceleración-desaceleración brusca (donde el cerebro se golpea contra el cráneo en la zona del golpe y en la opuesta, contragolpe, además de las lesiones en las fibras, ya que diferentes partes del cerebro se mueven o rotan a diferentes velocidades o momentos). Además, los traumatismos pueden dar lugar a otras complicaciones, como pueden ser infecciones como la meningitis o rotura de vasos sanguíneos, con sus consiguientes secuelas sobreañadidas. 

    Son la segunda causa de DCA después de los ictus, como consecuencia generalmente de accidentes de tráfico, aunque también por accidentes laborales, caídas, deportes, etc.

    Tumores cerebrales

    Los tumores cerebrales, ya sean benignos o malignos, son masas de células que crecen de manera incontrolable en el cerebro y que afectan las funciones cognitivas por diferentes motivos: por un lado, el propio tumor (según su localización, tamaño e invasividad, si aumentan la presión intracraneana) y, por otro, por los tratamiento (cirugía, efectos neurotóxicos de la quimioterapia y radioterapia, etc.). De hecho, para evitar o disminuir las secuelas en la cirugía de algunos tipos de tumores, se realiza neurocirugía con el paciente despierto para mapear qué áreas controlan funciones importantes y deben ser preservadas (por ejemplo, áreas motoras, de lenguaje, etc.).

    Hay otras causas de DCA, mucho menos frecuentes, aunque igualmente pueden generar secuelas cognitivas importantes que requieran evaluación y rehabilitación neuropsicológica, además de otros tipos de atenciones sociosanitarias, como las hipoxias y anoxias (disminución o falta de oxígeno en el cerebro), enfermedades metabólicas, infecciones por diferentes agentes (virus, bacterias, parásitos, etc.) del encéfalo o de las meninges, etc.

    Evaluación neuropsicológica

    La evaluación neuropsicológica permite establecer los déficit cognitivos generados por el DCA y cómo afecta a la vida del paciente y las funciones preservadas que no requieren tratamiento y sobre las que apoyarse para conseguir los objetivos de intervención.

    Intervención neuropsicológica

    La rehabilitación neuropsicológica está destinada a restaurar las funciones alteradas cuando se pueda o compensarlas con aquellas funciones que no se han deteriorado. Es importante realizar una intervención temprana para aprovechar y guiar la recuperación espontánea.

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