EVALUACIÓN ENVEJECIMIENTO

PROTOCOLO DE EVALUACIÓN ENVEJECIMIENTO

1 - Entrevista semiestructurada

a la persona o a un cuidador, cuando hay afectación cognitiva, emocional o comportamental

Otros datos

Informes de otras evaluaciones, pruebas médicas, medicación, etc.

2 - Evaluación neuropsicológica

para establecer línea base de funcionamiento (envejecimiento sin patología) o ayudar al diagnóstico (en deterioro cognitivo)

Evaluación general o en profundidad

dependiendo del objetivo de la evaluación

3 - Información de los resultados y propuesta de intervención o estimulación

Informe neuropsicológico

Informe escrito con los resultados

4 - Intervención

Mejorar procesos deteriorados por el propio envejecimiento/ patología, mantenimiento de las funciones cognitivas y enlentecimiento del deterioro

Diferentes modalidades

Presencial individualizado, en grupo o desde casa

5 - Reevaluación neuropsicológica

Para valorar el progreso del envejecimiento (promover la detección precoz de deterioro) o el deterioro en la demencia

Cada 6 meses, 1 o 2 años

dependiendo de si es envejecimiento sano, riesgo de deterioro cognitivo, deterioro cognitivo leve o demencia

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    Entrevista semiestructurada

    a la persona, familiar o cuidador

    En la primera entrevista se debe establecer el motivo de consulta y realizar una entrevista (a la persona que hay que evaluar o a un cuidador o familiar que conozca bien a la persona, dependiendo de si hay o no patología cognitiva) para tener un historial completo con información acerca de los datos personales, nivel de estudios, salud física y datos médicos, antecedentes personales y familiares, estado de ánimo, funcionamiento en la vida diaria, quejas en relación a las capacidades cognitivas, déficits sensoriales o motores, etc. Toda esta información es muy útil para saber los cambios que ha habido, posibles causas o variables que pueden influir en el estado cognitivo, las variables mediadoras que hay que tener en cuenta para interpretar los resultados (por ejemplo, el nivel de estudios, el trabajo realizado, etc.), el grado de autoconciencia de las dificultades, etc.

    También se resuelven dudas y se solicitan otros informes que puedan ser de utilidad.

    Evaluación cognitiva

    y otras áreas que influyan

    El tipo de evaluación y los instrumentos utilizados dependerán del objetivo de la evaluación. 

    Hay diferentes tipos de instrumentos según la información que se necesite: pruebas de screening o cribado, baterías generales y pruebas específicas

    • Las pruebas de screening son cortas (generalmente de menos de 10 minutos), valoran algunas funciones cognitivas de manera muy superficial pero son sensibles al deterioro cognitivo inicial. Se han creado para aplicar en contextos en los que hay poco tiempo tanto para su aplicación como para su corrección y por personal sin formación en neuropsicología, como en atención primaria (pero no se suelen aplicar en contextos de evaluación cognitiva). Ofrecen un punto de corte a partir del cual es probable considerar que puede haber deterioro y, por tanto, se requiere una evaluación más en profundidad. 
    • Las baterías generales son bastante más largas y valoran un amplio rango de funciones; la valoración de cada una de ellas es general, por lo que permiten saber el nivel actual de funcionamiento y si alguna está funcionando por debajo de lo esperado, dando una visión global del funcionamiento cognitivo.  
    • Los test neuropsicológicos específicos de una función, para valorar en profundidad una capacidad que se sospeche que está deteriorada, cuantificando su alteración y determinando qué áreas concretas o procesos están dañados.

    También se utilizan diferentes escalas que dan información de otras áreas, como escalas funcionales, síntomas neuropsiquiátricos, etc.

    Información de los resultados y propuesta de trabajo

    Una vez completada la evaluación, se corrigen las pruebas y los resultados se comparan con los baremos obtenidos por un grupo de personas de características similares (edad, nivel educativo, etc.); además, si anteriormente ha habido otra valoración, también se comparan los resultados con la anterior evaluación, una información mucho más precisa sobre si el funcionamiento se mantiene estable o ha habido un deterioro. En muchos casos, la evaluación supone un conjunto de datos que hay que unir a otras pruebas médicas y será el neurólogo el que deba juntarlas para poder ofrecer un diagnóstico. Dependiendo de los resultados, se realizará una propuesta de intervención con unos objetivos concretos (o simplemente recomendaciones para mantener un estilo de vida que promueva el envejecimiento activo y saludable).

    Intervención o estimulación cognitiva

    Una vez establecidos los objetivos, así como toda la información sobre el funcionamiento general, los gustos, el nivel educativo, etc., se realiza la intervención individualizada, que puede llevarse a cabo de diferentes formas:

    • Intervención neuropsicológica: por medio de sesiones individuales, se trabajan aquellas capacidades que se encuentran alteradas para recuperarlas si es posible o ralentizar su deterioro.
    • Estimulación cognitiva online: desde casa, únicamente con una tablet o un ordenador y por medio de una plataforma, la persona puede hacer una serie de ejercicios y actividades específicamente diseñadas para mejorar las capacidades cognitivas o enlentecer su progreso en demencias (se pautan de manera individualizada a partir de la información obtenida en la evaluación).
    • Talleres de estimulación cognitiva con juegos de mesa: por medio de sesiones grupales y con los juegos específicamente seleccionados que ponen en marcha las funciones cognitivas que se quieren trabajar.

    Reevaluación neuropsicológica

    Dependiendo de muchos factores como la evaluación inicial, el diagnóstico (o ausencia de él), las quejas subjetivas cognitivas o la afectación en las actividades de la vida cotidiana, se realizarán reevaluaciones pasado un determinado tiempo (a veces 6 meses o un año, en otras ocasiones cada 2 o más). De esta manera, cuando el envejecimiento no está siendo patológico, es fácil detectar si comienza algún tipo de declive y, de esta manera, poder buscar la causa de manera precoz (en ocasiones son problemas tratables) o aportar datos de manera temprana que permitan un tratamiento más eficaz cuando apenas hay afectación, mejorando y alargando la calidad de vida. En casos de envejecimiento patológico, permite cuantificar el declive a lo largo del tiempo, tener una mejor estimación de la velocidad del deterioro, adaptar de manera más pormenorizada la intervención neuropsicológica, etc. 

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