Pruebas de evaluación: Tema 3, Test de Competencia Matemática Básica

Tema 3, nombre proveniente de las siglas de Test of Early Mathematical Ability, traducido como Test de Competencia Matemática Básica, 3ª edición, es un test de aplicación individual para evaluar la competencia matemática en niños de 3 a 8 años, es decir, para poder evaluar conceptos y habilidades básicas, sobre las que se construye el conocimiento matemático avanzado, para identificar alumnos con dificultades en esta área (o un funcionamiento por encima del promedio) y poder valorar su progreso. 

Distingue entre dos grandes grupos de conocimiento: informal y formal, es decir, aquellos que se adquieren en base a la experiencia cotidiana y sin formación explícita con las cantidades y los números y los que se enseñan académicamente y conllevan el uso de símbolos matemáticos (y se construyen sobre los primeros), respectivamente. 

El test consta de 72 ítems (41 informales y 31 formales), graduados en dificultad y edad de adquisición. No se aplican todos los elementos, sino que hay un elemento de inicio dependiendo de la edad (que puede variar si el niño comete errores en los primeros ejercicios) y un elemento final cuando ya no es capaz de hacer un número determinado de tareas. Cada uno de estos ítems normalmente incluye varias tareas similares. Las áreas que evalúa Tema-3 se pueden clasificar en los siguientes tipos:

 

Dentro de la parte informal

  • Numeración
    • Secuencia numérica básica (hasta qué número es capaz de contar empezando desde el 1).
    • Secuencias avanzadas, es decir, a partir del conocimiento de la secuencia básica, poder flexibilizarla para usarla como se necesite; por ejemplo, realizar una secuencia partida (empezar desde otro número), contar hacia atrás, contar de N en N (es decir, de 2 en 2, de 10 en 10, etc.).
    • Subitización o subitizing: determinar la cantidad de elementos de un conjunto pequeño (de hasta 4) únicamente a partir de su visualización, sin necesidad de conteo. 
  • Comparación de cantidades
    • Juzgar qué conjunto tiene más elementos de los dos presentados, sin contarlos (para esta tarea también utilizo la evaluación de comparación de puntos de la batería B.E.R.D.E., ya que le añade la variable tiempo que permite valorar la rapidez para ejecutar estos juicios y, con ello, cómo de automatizado tiene este proceso). 
    • Valoración de la línea numérica mental: los estudios indican que nos representamos los números en una línea mental numérica (situándose los números más pequeños a la izquierda y creciendo hacia la derecha) y que al comparar números concretos, independientemente de su presentación, tenemos que acudir a esta línea y buscar su ubicación. Tema-3 lo valora de las siguientes maneras:
      • Comparación de cantidades a partir de números orales (decir qué número es más grande con números que presentan mucha o poca diferencias entre ellos).
      • Distancias relativas entre números, al tener que indicar qué número está más cerca de otro dado, con números pequeños o grandes y con grandes y pequeñas diferencias.

Personalmente, para la valoración de la línea numérica mental me gusta añadir a la evaluación la tarea incluida en la batería B.E.R.D.E. (para más información, pincha AQUÍ), en la que hay que situar diferentes números en dos rectas, una del 0 al 10 y otra del 0 al 100.

  • Habilidades de cálculo: cálculos con números pequeños con objetos o a partir de problemas sencillos y cotidianos, ya sea mentalmente o con apoyo de dedos o fichas. Aquí además se puede valorar el uso de estrategia que utilizan y que van progresando de unas a otras dependiendo de la comprensión que se tiene de los números; por ejemplo, si a partir de un conjunto conocido (que ya saben cuántos hay) al añadirle otro tienen que contar desde el principio (en lugar de desde el número que ya saben), si lo pueden hacer mentalmente o necesitan el apoyo visual, si en sumas aplican la conmutatividad y empiezan desde el número más grande y le añaden el pequeño, independientemente de cómo se le hayan presentado los sumandos, etc.
  • Conceptos:
    • Cardinalidad o capacidad de contar conjuntos, es decir, entender que cuando contamos debemos tener en cuenta todos los elementos sin repetirlos y que el último número natural es el que indica cuántos elementos hay. 
    • Principio de la conservación de la cantidad o constancia numérica, es decir, si comprender que si no se añaden o eliminan elementos, la cantidad se mantiene estable aunque se cambie la presentación.
    • Reparto de elementos en partes iguales.
    • Relación partes-todo: comprender que las partes forman un conjunto mayor.

 

En la parte formal:

  • Convencionalismos
    • Lectura de cantidades, que implica conocer cada uno de los dígitos y establecer la asociación símbolo-palabra, así como la gramática de los números cuando se juntan varios para formar una cantidad de más dígitos. 
    • Escritura de números: a partir de un número de elementos presentados o al dictado.
  • Hechos numéricos: conocer operaciones sencillas de memoria (por ejemplo, saber sin tener que calcularlo que 7 + 3 son 10), conocer y automatizar el uso de reglas generales para las operaciones (por ejemplo, N + 0 = N, N – N = 0, N – 1 = número anterior que si sumamos 0 a cualquier número nos queda ese mismo número, o un número menos sí mismo es 0, etc.), dobles de números pequeños, etc. (A partir de 3º de E.P. también valoro el conocimiento y automatización de las tablas de multiplicar por medio de la  batería B.E.R.D.E.).
  • Habilidades de cálculo: saber realizar los algoritmos de las sumas, las restas, etc. Para valorar este apartado, me gusta aplicar las pruebas de cálculo de la batería B.E.R.D.E. porque incluye la variable tiempo y de esta manera se puede valorar más objetivamente la automatización de los procesos de suma y resta; si comete muchos errores, se pueden aplicar las mismas operaciones colocadas verticalmente (y algunas las debe colocar el niño evaluado para valorar si esto lo realiza correctamente) y observar su ejecución para ver de dónde proceden los errores (no están adquiridos los hechos numéricos básicos, hay errores en el conteo, en la aplicación de algún algoritmo como las llevadas, etc.).
  • Conceptos de base 10: comprender la importancia del 10 y su agrupamiento para cambiar de decenas, reconocer las equivalencias entre los distintos órdenes de magnitud (decena, centena, millares, etc.)

 

La prueba ofrece, por un lado, una puntuación general como resultado de la suma de puntuaciones en todos los subapartados, permitiendo comparar la ejecución matemática general de un niño con lo que se espera para su edad cronológica y/o mental y su curso escolar. Por otro, establece las edades aproximadas a las que se adquieren las diferentes habilidades y conceptos. Si la puntuación en los diferentes apartados (formal e informal) y subapartados (numeración, comparación, etc.) son homogéneas para las edades de adquisición, la puntuación general será un buen resumen del nivel de competencia de un alumno. En cambio, cuando hay discrepancias, este valor lo único que hace es desvirtuar las puntuaciones; en estos casos es mejor ofrecer la información por separado, para no llevar a una interpretación incorrecta (aunque la prueba no permite calcular puntuaciones fragmentadas entre formal e informal o de las diferentes capacidades), por lo que debe ser más descriptivo que cuantitativo. Además, en el manual se indican cuáles pueden ser las dificultades por las que se falla en cada ítem de manera que se pueda valorar el error concreto (lo que luego guiará su enseñanza).

La prueba se aplica aproximadamente en 30/45 minutos, si bien no es una prueba con tiempo límite, el niño puede usar el tiempo que necesite para resolver cada tarea.

Dado que la prueba tiene una finalidad principalmente clínica, es decir, para la evaluación de niños con posibles dificultades en el área de las matemáticas (aunque también se puede utilizar para valorar niños que presentan una ejecución por encima de lo esperado o para investigación), incluye propuestas de actividades para la enseñanza de las diferentes habilidades en las que falle un niño. 

Por último, la evaluación del aprendizaje matemático debe llevarse a cabo dentro del marco de una evaluación neuropsicológica completa que permita hacer un diagnóstico diferencial con otras alteraciones o situaciones que pueden provocar retraso en las adquisiciones matemáticas (discalculia secundaria) y porque este trastorno tiene una elevada comorbilidad con otras patologías, como el TDAH o la dislexia.

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