Este año se ha conseguido una evaluación justa de los conocimientos adquiridos en bachillerato para el acceso a la universidad para un chico con dislexia en la Comunidad de Madrid al permitir las adaptaciones en la EvAU, a pesar de tener un diagnóstico tardío, al finalizar el primer trimestre de 2º de bachillerato (las normas para estas medidas requieren que desde 1º de bachillerato tenga adaptaciones y, por tanto, diagnóstico). Específicamente, se ha conseguido que no le penalicen las faltas de ortografía, que es donde presenta mayores dificultades, además de tener más tiempo para la realización de los exámenes (lo que permite compensar la falta completa de automatización de los procesos básicos de lectura y escritura, por lo que tarda algo más que sus iguales a la hora de completar un examen).
Conseguirlo es realmente complicado en estos diagnósticos tardíos (ya no podemos decir imposible, y aunque triste, es un gran paso y año a año se va avanzando); de hecho, hace unos días, desde DISFAM y OIDEA se dirigía un escrito al Director General de Universidades y Enseñanzas Artísticas Superiores para la aceptación de las adaptaciones en estos casos, que en la inmensa mayoría se desechan, como se puede ver en la imagen que acompaña.
¿Cómo ha sido posible?
Antes de abordar esta pregunta, hay que decir que generalmente la dislexia se diagnostica en la etapa de primaria, pero hay casos que pasan desapercibidos por diversos motivos (por ejemplo, una menor gravedad del trastorno, un esfuerzo ímprobo de la persona y, generalmente, de su familia, una capacidad intelectual por encima del promedio que permite compensar las dificultades, otro diagnóstico al que se le atribuyen las dificultades en lectoescritura sin ser la causa real, lentitud del sistema público para la detección de estos trastornos, etc.). Y aunque es infrecuente, cuando se llega a la etapa de bachillerato sin un diagnóstico, se niega por ley la posibilidad de aplicar las adaptaciones correspondientes por dislexia. Esto es una doble penalización: no se han beneficiado de adaptaciones y posibles intervenciones en la etapa de la educación obligatoria y ahora que se encuentran las causas de sus dificultades, tampoco. Pareciera que la persona afectada tiene la culpa de tener dislexia y además no haberse dado cuenta de ello.
Centrándonos en cómo ha sido posible, en primer lugar hay que destacar la labor de un profesor que ha sabido detectar en el aula un posible caso de dislexia, a pesar de los buenos resultados académicos y de la edad del chico.
En segundo lugar, siguiendo la metodología de trabajo habitual en el centro de neuropsicología NEPSIN (ubicado en Madrid capital, en el barrio de Retiro), se realizó una evaluación neuropsicológica completa, con pruebas ampliamente reconocidas por su validez y fiabilidad; esto permitió establecer un diagnóstico de dislexia bien justificado (haciendo el diagnóstico diferencial con otros trastornos o situaciones que pueden cursar con sintomatología similar), plasmando los datos cuantitativos y cualitativos en un informe que explica el diagnóstico, la causa de la tardanza y la necesidad de poner en marcha las adaptaciones para asegurar la igualdad de oportunidades.
Por último, una comisión ha tenido que aceptar dicha solicitud a pesar de no cumplir el requisito de tener las adaptaciones durante toda la etapa de bachillerato (únicamente durante dos trimestres), lo que es indicativo de un mayor conocimiento y sensibilidad hacia los trastornos de aprendizaje, al menos en educación.
En todos estos pasos imprescindibles para el éxito hay que destacar la experiencia y el conocimiento científico de los implicados en relación a los trastornos del aprendizaje.
Tampoco podemos olvidarnos de la respuesta rápida y acertada de la familia de solicitar la evaluación en cuanto el profesor lo sugirió y que nunca tiró la toalla a pesar de que se les informó de que las leyes iban en su contra.
Si quieres más información sobre las posibles adaptaciones en los casos de trastorno de aprendizaje de lectoescritura/dislexia en la EvAU pincha AQUÍ.
Si crees que tu hijo tiene dislexia, nunca ha sido diagnosticado pero se beneficiaría de las medidas consideradas en la ley para estar en igualdad de condiciones, no dudes en consultarnos para hacer una evaluación completa y optar a estas adaptaciones, mejorando sus calificaciones y permitiendo unos resultados más acordes a su esfuerzo y capacidades (sin que se subestimen por un trastorno de aprendizaje).