Cerebro dividido

El cerebro está formado por dos hemisferios, unidos por las comisuras cerebrales, fibras que conectan ambos hemisferios. La principal comisura interhemisférica es el cuerpo calloso, aunque hay otras como la comisura anterior, la posterior, la del trígono, etc.

En torno a los años 40 del siglo pasado se observó que las descargas epilépticas en monos se pasaban de un hemisferio a otro y se pensó que esta difusión ocurría exclusiva o principalmente por el cuerpo calloso. De manera independiente se habían descrito algunos casos de epilepsia en humanos que, tras lesiones en el cuerpo calloso (por ejemplo, por un tumor) se reducían los ataques epilépticos. Tras realizar cortes en el cuerpo calloso de monos sanos y observar que no encontraban cambios en su conducta, junto con los datos anteriores, se consideró que esta operación denominada comisurotomía podría ser el tratamiento para epilepsias graves. Inicialmente se realizaron secciones parciales del cuerpo calloso. Los estudios posteriores en estos pacientes revelaron que no había muchos cambios en las funciones cognitivas (tampoco, tristemente, en el control de los ataques epilépticos).

Pero cuando se realizaron comisurotomías completas y se utilizaron métodos más específicos (e ingeniosos) para estudiar los cambios cognitivos, se comenzó a vislumbrar los efectos de desconectar los hemisferios; con estas intervenciones sí hubo casos en los que los ataques epilépticos se reducían no solo en gravedad (que era lo esperado, pues al separar ambos hemisferios se consideraba que el ataque se desencadenaría en un foco epileptógeno de un hemisferio pero no pasaría al otro) sino también en número.

Estos pacientes sirvieron para estudiar el funcionamiento de cada hemisferio sin que existieran conexiones con el otro que permitieran compartir información (o muy poca, por otras comisuras más pequeñas).