Envejecimiento en el Síndrome de Down

Envejecimiento en el Síndrome de Down

Aprovecho el día de hoy, 21 de marzo, Día Mundial del Síndrome de Down (instaurado por la ONU para generar mayor conciencia pública) para publicar esta entrada.

La esperanza de vida en el Síndrome de Down (SD) ha aumentado mucho en las últimas décadas; actualmente se encuentra por encima de los 60 años y el 80% sobrevive más allá de los 50 (mientras que a comienzos del siglo XX se encontraba en torno a los 10 años). Por ello, el estudio de su envejecimiento se ha vuelto primordial, pues no son extrapolables los datos de la población general ni de otras poblaciones con discapacidad intelectual, ya que tiene características diferenciales al envejecimiento de otras personas sin esta condición: el envejecimiento es precoz (los cambios cognitivos asociados a la edad se empiezan a manifestar en torno a los 40 años), las características de este envejecimiento es diferente -no solo más temprano- y tienen más probabilidades que la población general de sufrir la enfermedad de Alzheimer (las estadísticas muestran que un 10% de la población con SD muestra síntomas de la enfermedad de Alzheimer a partir de los 35/40, que aumenta hasta un 75% en la década de los 70 y su progresión es más rápida, con una evolución media de 4-5 años).

 

Teniendo esto en cuenta, es importante haber establecido el funcionamiento basal de las funciones cognitivas y hacer un seguimiento periódico para poder establecer, si ocurre, el inicio del deterioro cognitivo; de esta manera, además de la prevención que se debe hacer, se puede hacer una intervención temprana centrada en las capacidades que comienzan a declinar. Al igual que en el resto de la población, en las personas con SD se debe promover un envejecimiento activo que otorgue beneficios a nivel cognitivo y que mantenga la autonomía, la autoestima, etc. para aumentar su calidad de vida y la de sus familias (al igual que en el resto de la población, se sabe que aquellas personas mayores con SD que se mantienen activas enlentecen el deterioro cognitivo). Además, se sabe que en torno a los 40 o 50 años hay una mayor tendencia de las personas con SD a abandonar actividades sociales y de ocio y, con ello, no mejoran o mantienen la reserva cognitiva (importante como protector para retrasar el envejecimiento patológico -para más información de la reserva cognitiva, pincha AQUÍ-). Este abandono es debido posiblemente a múltiples causas (declive cognitivo y sensoriales, dificultades para adaptarse a nuevas situaciones, pérdida de interés, envejecimiento de los padres que generalmente son los cuidadores principales, etc.).

El deterioro cognitivo principal que se encuentra en las personas con SD cuando cursan con demencia afecta principalmente a algunos tipos de memoria (visual, visoespacial y memoria de trabajo), las funciones ejecutivas (como la atención, la planificación y la capacidad de inhibición), el lenguaje, la visuopercepción y las praxias (específicamente la coordinación en general y visomotriz en particular). El problema es que hay pocos estudios que describan cuáles son las características del envejecimiento no patológico en el SD, para poder distinguirlo del deterioro por demencia en las etapas más tempranas. 

Además, es muy importante el diagnóstico diferencial de la demencia con otras enfermedades o características comunes en el SD que pueden producir cambios neuropsicológicos, como el hipotiroidismo, el síndrome de apnea del sueño, problemas en las vías respiratorias, cardiopatías, depresión, déficits sensoriales, epilepsia, etc., además de tener que distinguirlo de los déficits cognitivos previos y de los cambios neuropsicológicos asociados a la edad.

Uno de los problemas para la evaluación es que hay pocos instrumentos de evaluación cognitiva específicos destinados a esta población, ya que tiene características intrínsecas que hacen inadecuadas las pruebas de la población general (por ejemplo, el SD generalmente está asociado a discapacidad intelectual, por lo que puede haber efecto suelo, es decir, que los individuos puntúan el mínimo en la prueba y no discrimina entre diferencias en las capacidades cognitivas en los niveles inferiores; además hay que tener en cuenta que la edad asociada al deterioro es mucho más baja, por lo que los baremos de edad no son aplicables). Actualmente existe el CAMDEX-DS, Prueba de Exploración Cambridge para la Valoración de los Trastornos Mentales en Adultos con Síndrome de Down o con Discapacidad Intelectual.

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