En la enseñanza de la lectura ¿qué es mejor, enseñar el nombre de la letra o su sonido?

Pregunta de María A. L.

Puede parecer un aspecto superficial, pero afecta de manera importante (sobre todo en niños que puedan en el futuro desarrollar dificultades en el lenguaje escrito).

La contestación es fácil: se debe enseñar el sonido de la letra; la “s” es la ssss, la “f” es la ffff, etc. El problema surge con los fonemas oclusivos sordos como la “p” o la “t”, que no se pueden alargar; a pesar de ello, se pueden exagerar, tanto en su sonido como en su articulación.

¿Y por qué? Si les enseñamos el nombre de las letras, surgen dos problemas:

Se dificulta el entendimiento del principio alfabético: el principio alfabético es la comprensión de que la secuencia escrita se corresponde con una secuencia de sonidos (imprescindible para aprender a leer y a escribir). Comprenderán mejor que la palabras “sol” se lee ssss+oo+llll al ir letra a letra que si ese “ese” + “o” + “ele”.

Se duplican los aprendizajes: aprende el nombre de la letra pero tiene que aprender (ya sea explícitamente o por comprensión en base a ejercicios) como suenan las letras para poder decodificarlas. Por ejemplo, para leer “la”, aunque sepa que es la “ele” y la “a”, tiene que acceder al sonido de la “ele” para juntar l + a=la (de lo contrario sería “elea”).

Si bien es cierto que los niños que no tengan ninguna vulnerabilidad para tener en el futuro problemas en la adquisición de la lectura y la escritura lo van a aprender bien tanto con el sonido como con el nombre de las letras (tardarán ligeramente más en el último caso), en los niños con vulnerabilidad puede conllevar problemas. Por tanto, será mejor utilizar el método más fácil y, por otro lado, aquel que es útil para todos y no empieza a abrir brechas entre los más adelantados en la lectura y los más atrasados.