En la vida diaria, tendemos a pensar que nuestras decisiones son racionales y están basadas en hechos objetivos. Sin embargo, la neurociencia ha revelado que factores aparentemente triviales, como el hambre o el momento del día, pueden influir de manera sorprendente en nuestras decisiones. Uno de los estudios más reveladores en este campo es el realizado en 2011, que analizó cómo los jueces en Israel tomaban decisiones sobre permisos penitenciarios a lo largo del día. Los resultados fueron impactantes y abren una importante discusión sobre el papel de la neuropsicología en la justicia.
El estudio se centró en más de 1,100 decisiones tomadas por jueces sobre la concesión de permisos penitenciarios y libertad condicional. Los investigadores querían explorar si la hora del día y, más específicamente, el tiempo transcurrido desde la última comida, tenía algún efecto en la probabilidad de que un juez fallara a favor del prisionero. Los resultados mostraron un patrón sorprendente: las decisiones no solo variaban a lo largo del día, sino que estaban directamente relacionadas con las pausas para comer de los jueces.
Los jueces eran significativamente más propensos a conceder permisos penitenciarios justo después de haber comido, con una tasa de aprobación que alcanzaba hasta el 65%. Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo desde la última comida, la probabilidad de que los jueces fallaran a favor de los prisioneros disminuía drásticamente, llegando a casi el 0% justo antes de la siguiente comida.
Este patrón se repetía en cada una de las tres sesiones diarias de toma de decisiones, sugiriendo que no era una coincidencia. Los investigadores atribuyeron este fenómeno a la fatiga decisional, una condición en la que la capacidad de tomar decisiones se ve afectada negativamente por el agotamiento mental. Comer, aparentemente, ofrecía un «reinicio» que permitía a los jueces retomar decisiones más favorables después de una pausa.
Aunque es un estudio que muestra nítidamente que la mente humana está profundamente influenciada por el contexto en el que opera, abre la puerta para preguntarnos qué otros factores podrían estar influyendo en el sistema judicial o, en otros ámbitos de la vida, cómo podemos mejorar la toma de decisiones críticas, como en los negocios, la educación o la medicina.
Este estudio tiene profundas implicaciones para la neuropsicología, especialmente en el contexto de la toma de decisiones en situaciones críticas: destaca cómo nuestras decisiones pueden ser influenciadas por factores biológicos y no conscientes, como el hambre. A nivel práctico, los resultados de este estudio sugieren que debemos ser más conscientes de que no somos inmunes a los efectos de la biología humana y que podemos tomar algunas medidas en la toma de decisiones importantes para minimizar la fatiga decisional, incluso cuando pensamos que la decisión ha sido bien pensada.
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